Educación en la Antigua Grecia, Paideia y Areté.

Educación en la Antigua Grecia, Paideia y Areté.

“Entre los griegos y los romanos de la época clásica, la escuela tenía como ideal el formar una personalidad armoniosa, dotada de una educación intelectual, corporal y artística equilibrada que valorase la inteligencia, el saber, el culto a las artes y la elevación espiritual. Sólo una elite era considerada digna de recibirla” (Comisión Faure).
La base de la educación en la antigua Grecia era la Paideia, esta se centraba en la formación del ciudadano, debía dotar al individuo de conocimiento y control sobre sí mismo y sobre sus expresiones. El fin último de la enseñanza era la areté que era la excelencia, la perfección, era formar personas capaces de pensar, hablar y obrar con éxito.
Dicha formación estaba relegada a los hombres y no incluía habilidades manuales, ni saberes específicos en cuestiones mecánicas; se reducía también a una casta específica en la estructura de la polis griega, la aristocracia, a ciudadanos que dedicaban su vida a la participación en asuntos cívicos.
La Paideia centraba su enseñanza en las 7 artes de los hombres libres, las 7 artes liberales divididas en el “trívium” y el “quadrivium”, el primero hacía referencia a la gramática, la retorica y la lógica, el segundo a la aritmética, la geometría, la astronomía y la música. Las artes mecánicas no se tenían en cuenta para la formación de la aristocracia puesto que eran consideradas propias de esclavos.
La juventud masculina de la nobleza griega era educada para saber comportarse, saber hablar y saber ser parte del mundo. Se les enseñaba a perfeccionar su lengua, a ser elocuentes y a ser capaces de imponer sus propios puntos de vista. Los jóvenes eran confiados a un maestro, anciano y sabio, que les guiaba mediante consejo y ejemplo.
La adquisición de la areté era el eje de la Paideia, de la educación del joven griego en su camino para convertirse en hombre. Hacía énfasis en la disciplina y dominio del cuerpo mediante la gimnasia y la lucha, al igual que en artes como la oratoria, y la música, y también, en la matemática y la filosofía.
La Paideia reunía conocimientos de gramática, poesía y un cuidadoso dominio de la lengua; retorica y filosofía, la expresión oral cuidadosamente elaborada respondía a la obligación de mostrarse como un individuo refinado en el ágora, pues allí las habilidades de persuasión eran imprescindibles; matemáticas y otras ciencias puras indicaban una punto de vista objetivo y apartado de los asuntos comunes, esto era algo que se apreciaba mucho en un potencial legislador; las proezas en gimnasia y el comportamiento en combate confirmaban el dominio de sí y el carácter viril.
La areté es el atributo propio de la nobleza, y hace referencia a la formación de un hombre prefecto con equilibrio entre su acción y su palabra, nobleza en sus acciones, nobleza en su espíritu. La areté estaba ligada a la intención de los griegos de emular la belleza, de alcanzarla, de conseguir esa unión de belleza física y bondad, de valor y armonía espiritual.
La areté tenía mucho que ver, desde la época arcaica, con la valentía y la destreza en combate, consideradas virtudes viriles; hacia la época clásica el concepto de areté se acerco más a lo que hoy llamamos virtud, rasgos como astucia, magnanimidad, templanza y justicia eran parte de esta.
Los grandes pensadores de mayor influencia en la concepción de educación en Grecia fueron: Sócrates, Platón, Aristóteles e Isócrates y con ellos, y la visión que nos brinda Homero en su obra, la areté pasó por más de un cambio en su definición, a través de las épocas en la misma Grecia y hasta nuestros días; la palabra en español que se usa generalmente en la traducción de esta palabra es “virtud”, y esta no alcanza a describir todo lo que significo en Grecia. Los griegos usaban la palabra areté indistintamente para hablar de la excelencia humana, de la superioridad de los dioses y de la nobleza de algunos animales; para ellos la areté era una fuerza, una capacidad. Podían hablar de vigor y salud como areté del cuerpo, o de sagacidad y penetración como areté del espíritu. Fuerza, destreza y valor heroico; prudencia y astucia; nobleza, valentía o habilidad; honor, merito, soberbia; y algo curioso, aunque la Paideia y la nobleza solo hacía referencia a los hombres, en los poemas de Homero vemos que nombran la hermosura como la areté propia de la mujer y esta era venerada y honrada por dicha razón. Más según palabras de Jaeger: “La expresión del más alto ideal caballeresco unido a una conducta cortesana y selecta, y el heroísmo guerrero”, define mejor el sentido de la palabra areté.

Bibliografía.
JAEGER, Werner. Paideia: los ideales de la cultura griega. Libro primero al cuarto. Traducido por: XIRAL, Joaquin. México: Fondo de Cultura Económica, decimoquinta reimpresión 2001.

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